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jueves, 13 de enero de 2011

Antonio Berni - Pintor argentino

Delesio Antonio Berni nació en la ciudad de Rosario (Provincia de Santa Fe, República Argentina), el 14 de mayo de 1905.
Su padre, Napoleón Berni, italiano de origen y sastre de profesión, fue uno de los tantos inmigrantes europeos que se instalaron en esa populosa e importante ciudad.
Su madre se llamaba Margarita Picco, argentina de origen pero hija de italianos radicados en Roldán, un pueblo de la Provincia de Santa Fe que tendrá gran importancia en la vida de Berni.
En 1914 ingresó como aprendiz en el taller de vitrales Buxadera y Cía. Allí recibió las enseñanza de su fundador, N. Bruxadera, un artesano catalán. Poco tiempo estará en este taller, ya que entre 1914 y 1915 su padre volvió a Italia.
Berni, entonces es enviado a la casa de sus abuelos en Roldán.

Napoleón Berni murió durante la Primera Guerra Mundial, no se sabe ni cómo, ni cuándo, ni dónde.
A pesar de que Antonio se alojó en Roldán, estudió pintura en el Centro Catalá de Rosario con los maestros Eugenio Brunells y Enrique Minné.
En 1920, a los 15 años expuso sus cuadros por primera vez, en el Salón Mari. La muestra constó de 17 óleos (paisajes suburbanos y estudio de flores).
Expuso otra vez en 1921, en 1922 y en 1924. En 1923, también lo hizo, pero en Galería Witcomb de Buenos Aires.
Ya por entonces recibió los halagos de los críticos de arte, en artículos publicados el 4 de noviembre de 1923, tanto de los diarios La Nación y La Prensa.
Sus primeros cuadros respondieron al impresionismo y al paisajismo.
En 1925 consiguió una beca otorgada por el Jockey Club de Rosario para estudiar en Europa.
Llegó en noviembre de ese año a Madrid. Eligió la capital española ya que en Buenos Aires la pintura de los españoles estaba de moda, especialmente la de Sorolla, la de Zuloaga (1870-1945), quien plasmó en sus lienzos las imágenes de una España dramática y al mismo tiempo pintoresca, la de Anglada Camarasa (1874-1959), representante del modernismo, la de Julio Romero deTorre (1880-1930), cuya pintura fue de inspiración esencialmente literaria.
En el Salón de Madrid (febrero de 1926) expuso "Puerta cerrada", es un paisaje madrileño que llamó mucho la atención, como si nadie antes hubiera pintado así la ciudad.
Más tarde pintó otros temas españoles, "Toledo o el religioso" (1928), y "El Torero calvo" (1928).
Pero estando en esta ciudad advirtió que, en realidad, era París la cuna de la pintura española. Por eso decidió instalarse allí.

Y en 1929, han de llegar a París Pedro Domínguez Neira, Juan del Prete y Raquel Forner.
En la "ciudad luz" asistió a los cursos de los pintores franceses André Lothe y Othon Thon Faiesz, en la Academia libre de la calle Grande Chaumiere. En realidad sólo estudió unos meses allí. Su influencia se dejó sentir en una serie de desnudos figurativos.
Hacia 1927 se instaló en Arcueil, a 6 km. al sur de París, en el valle del río Biévre. Se conocen dos paisajes de Arcueil de 1927, reproducidos en la revista Ars (Buenos Aires 1941).
De ese año hay un "Paisaje de París". También de esa época son los óleos: "El
mantel amarillo"
, "Desnudo", "La casa del crimen", "Naturaleza muerta con guitarra”.

Terminada la beca, Berni volvió por unos meses a Rosario, pero al poco tiempo retornó a París, ahora con un subsidio del Gobierno de la provincia de Santa Fe.
A fines del invierno de 1928 hizo una exposición individual en la Galería Nancy de Madrid.
También en ese año participó con el Grupo de París (Badi, Basaldúa, Berni, Butler, Spilimbergo), de una muestra que organizó Butler y trajo a Buenos Aires con destino a la Asociación Amigos del Arte.
La exposición recibió el beneplácito del público e inclusive se vendió una obra de cada expositor. Además fue invitado el entonces presidente de la República, Marcelo T. de Alvear. Berni concurrió personalmente a la Casa de Gobierno de Argentina para cursar dicha invitación. Tiempo después comentaba que, en aquella ocasión, de pronto decidió dejar la audiencia y salió como "un ladrón de escalera", a lo que agregó " si me vieran mis compatriotas de París". Esta alusión era porque el grupo ya tenía tendencias políticas izquierdistas.
En 1929 Berni presentó una muestra individual en Amigos del Arte y luego en el Museo Municipal de Bellas Artes de Rosario. Además intervino en el XVIII Salón Nacional (Buenos Aires), allí exhibió su obra "Toledo o el religioso”.

En 1928 conoció a Louis Aragón, poeta, novelista y ensayista francés, uno de los líderes del movimiento dadaista y del surrealismo.
Aragón lo acercó al surrealismo y también a André Bretón (1896-1966), poeta y crítico de arte. Por otra parte Berni en ese año se relacionó con el joven pensador Henri Lefebvre, uno de sus mejores amigos franceses, quien lo iniciará en la lectura de Marx. También conoció a Max Jacob, con quien aprendió la técnica del grabado.
Pero, sin lugar a dudas la retrospectiva de Giorgio de Chirico, en 1927 y el conocimiento de las obras de Magritte, quien por entonces vivía en París, serán los elementos fundamentales que llevarán a Berni a ingresar al surrealismo. Conoció al Grupo surrealista en el café Cyrano de París, por entonces Bretón había ingresado al partido comunista.
Para Berni el surrealismo "es una visión nueva del arte y del mundo, la corriente que representa a toda una juventud, su estado de ánimo, su situación interna, después de terminada la Primera Guerra Mundial. Era un movimiento dinámico y realmente representativo".
No sólo conocer al Grupo implicó el ingreso al surrealismo, sino también a la acción política. Berni ayudó a Aragón en su lucha antiimperialista, en un París donde abundaban los chinos, africanos, vietnamitas,... Berni ayudó a distribuir un periódico para las minorías asiáticas y colaboró con ilustraciones para otros diarios y revistas.
Estudió las obras surrealistas, leyó a los poetas y escritores de este movimiento y también a Freud.
En 1930 conoció al ensayista y poeta francés Tristán Tzara (1896-1963), quien tendrá mucho que ver para que Berni considerara que todo el Grupo surrealista estaba formado por monstruos sagrados.
Berni iniciará su pintura surrealista, pero no pertenecerá, ni al automatismo de Miró, ni al onirismo de Dalí. En realidad tomó la pintura de Chirico y le dio un contenido propio.
"La Torre Eiffel en la Pampa" (1930) es un ejemplo de ello. Nunca se supo si esta obra la hizo en Rosario o en París.

Por entonces, la noticia de una revolución en Buenos Aires lo dejó consternado. Ya casado y con una hija decidió volver a la Argentina. No podía quedarse en un París tan distante, con escasas noticias de su país, que vivía una situación de tal magnitud.
Al regresar, vivió por unos meses en una chacra de la provincia de Santa Fe, para luego instalarse en Rosario y trabajar como empleado municipal.
Tomó parte activa de la vida cultural de la ciudad, organizó la Mutualidad de Estudiantes y Artistas Plásticos y se adhirió por un tiempo al partido comunista.
En 1932, en Amigos del Arte expuso sus obras surrealistas de París, y algunos óleos como "Toledo o el religioso". Esa muestra fue la primera exposición de ese movimiento en América Latina y también la primera en exponer collage. Se tituló Primera exposición de Arte de Vanguardia. El público no estaba acostumbrado y la muestra resultó difícil. La crítica en pleno la rechazó.
Tanto Europa como América, por entonces sufrían la crisis del 29 de E.E.U.U. y Argentina con la revolución del 30 había comenzado la llamada "década infame".
Rosario es un lugar especialísimo en esos años: ahí se asentó la mafia, la de Chicho Grande y la de Chicho Chico y la prostitución que tuvo su imperio en el barrio de Pichincha (hoy Gral. Richieri). Berni, en 1932 se internó en ese universo para colaborar como fotógrafo en una nota periodística encargada a Rodolfo Puiggrós, futuro dirigente comunista. Era una zona de garitos y varités, que desaparecerán en 1937.
Y fuera de esta miseria humana que observó Berni estaba la otra, la del hombre que vivía en las zonas rurales entre los chacareros. Este mundo era totalmente distinto al de París de los años 20 y de los artistas surrealista.
No pudo dejar de sentir una gran conmoción interior. De alguna manera dejó en parte el surrealismo ya que sufría la desazón, la desesperanza de la gente. Decidió asumir un compromiso con su país.
"El artista está obligado a vivir con los ojos abiertos y en ese momento (década del 30) la dictadura, la desocupación, la miseria, las huelgas, las luchas obreras, el hambre, las ollas populares crean una tremenda realidad que rompían los ojos", diría por el año 1976.

Así comenzó la etapa del "realismo social

Berni era un hombre con gran sentido del humor y sentía una gran necesidad del mundo de los justos. Luchó por ello siempre, pero lo hizo con gran ternura y con un trasfondo casi épico. Se identificó y se integró a ese mundo del que nunca se desligó.
De París trajo una gran carga política, influida sin duda por su intensa vinculación con los artistas surrealistas. Ese mundo de decadencia pintado casi de fantasía ahora le era real; lo tenía ahí en su pueblo, en su país. Bretón decía "lo imaginario es lo que tiende a convertirse en real". Y Berni lo tenía ahí en los hechos cotidianos, a cada momento le pasaba a su alrededor.
Berni comenzó en 1934 a mostrar la problemática social de la década del 30. De ese año son "Desocupados" y "Manifestación".
No sólo la Argentina está en crisis, el mundo vibra. La desocupación, la pobreza, el comienzo de los regímenes totalitarios; nazismo y fascismo, la Guerra Civil en España, espantan a Berni.
En "Medianoche en el mundo" una madre llora a su hijo, como en las tantas Piedad de Miguel Angel. La sorpresa, el desencanto, el desconsuelo, la angustia, se ve reflejado en esos rostros, en esa noche de tormentosos presagios, iluminada sólo por la luz del farol.
El arte de Berni es abarcante. En 1958 surgió claramente su nuevo personaje, Juanito Laguna. Poco tiempo después aparecerá también, Ramona Montiel.
La historia de estos dos seres lo envolverán por tiempo y con ellos trascenderá mucho más. Tanto los "Juanitos" como las "Ramonas" se cotizaron en el mercado exterior a precios incalculables.

Preocupado por el mundo que lo rodeaba, en Nueva York quiso conocer a su gente, saber de sus costumbres, de sus posibles necesidades. Así fue como salió a la calle, observó y pintó. Entonces conoció una sociedad opulenta, consumista, donde la publicidad es la mejor vendedora, donde él siente que hay riqueza material y pobreza espiritual, muy distante de la de Juanito, o de la de Santiago del Estero. Entonces decidió hacer un arte social con ironía.
De esta época es "Aeropuerto", "Los hippies", "Calles de Nueva York", "Almuerzo", "Chelsea Hotel" y "Promesa de castidad".
Entre abril y mayo de 1981 Berni tocó el tema del Apocalipsis al exhibir los murales realizados para la capilla del Instituto de San Luis Gonzaga en Gral. Las Heras, Provincia de Buenos Aires.
También ese año da testimonio del gran tema de su vida: "el destino del hombre". "Cristo en el garage" es un hombre común, que ocupa el centro del espacio. En el techo hay una claraboya por donde se ve el cielo, a la derecha una ventana abierta permite ver el paisaje de las fábricas y al otro lado se observa la motocicleta. Berni posiblemente quiso alegar a las torturas y las matanzas del mundo.
Por otra parte, en 1981, año de su muerte, Berni pintó una mujer desnuda en la arena, contemplando el cielo de una noche de luna. Es la mujer y la Naturaleza, tal cual los creó Dios. Sólo que un avión, objeto del hombre, pasa por el lugar para invadir el momento de paz y de armonía.

Estos fueron sus últimos óleos, ya que el 13 de octubre de 1981, Antonio Berni dejaba este mundo.
Unos días antes de su muerte, Berni en una entrevista decía: "El arte es una respuesta a la vida. Ser artista es emprender una manera riesgosa de vivir, es adoptar una de las mayores formas de libertad, es no hacer concesiones. En cuanto a la pintura es una forma de amor, de transmitir los años en arte."



                                                         Antonio Berni

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