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sábado, 28 de mayo de 2011

El ángel azul - Marlene Dietrich - 1930

El ángel azul
Josef von Sternberg
Der Blaue Engel
Intérpretes: Emil Jannings (profesor Immanuel Rath), Marlene Dietrich (Lola-
Lola), Kurt Gerron (Kipert)

El ángel azul marca, junto con La ópera de tres centavos, el fin de una época: a la vez romántica y cínica, perversa y desengañada.

Una ciudad portuaria de Alemania hacia 1925. El digno profesor Rath, soltero, apodado por sus alumnos Unrat («basura»), es intransigente en el capítulo de la mo­ral. Cuando descubre que su clase frecuenta El ángel azul, uno de los cabarets más infames del puerto, donde se presenta una cantante muy desvestida con el nombre de Lola-Lola, decide poner un poco de orden. Pero cae ante el encanto de la muchacha, la desposa y, deshaciéndose alegremente de su vieja imagen, parte con ella de gira. Vestido de payaso, se convierte en su valedor y en su juguete. De regreso a su ciudad, hace frente a la humillación y, en una crisis de locura, intenta estrangular a la corrup­tora, antes de regresar a su colegio y hundirse en su cátedra a medianoche.

La flor del mal y el demonio del mediodía

Originario de Viena, prendado del expresionismo, y tras haber manifestado desde sus primeras películas mudas (Los muelles de Nueva York, A Woman of the Sea) un temperamento de esteta refinado, cierto sentido para las atmósferas turbias, hechiceras, así como una rara maestría para la dramaturgia, el norteamericano Josef von Sternberg (1894-1969) habría de dar un gran golpe al llevar a la pantalla (modificándola según su propia visión del mundo, de un simbolismo exasperado) la novela del escritor naturalista Heinrich Mann, Professor Unrath, que narraba la doble vida de un profesor de colegio al que golpea la desgracia. Poco interesado en la sátira social, Sternberg hace una versión moderna de Fausto, rindiendo así un homenaje indirecto a Murnau: el burgués atacado por el demonio del mediodía vende su alma a una criatura de sexualidad deslumbrante, que reina en el escenario de un tugurio. Este Mefistófeles femenino tiene los trazos, y la voz hechicera, de Marlene Dietrich ele­vada de golpe al rango de estrella. Siguiendo la trayectoria de su héroe, Sternberg se encaprichó de ella, lo cual nos proporcionó un ramillete de obras maestras, entre ellas Capricho imperial (1934).
El ángel azul nos sumerge en un «remolino de formas y significaciones subconcientes, de intenciones multiplicadas, de mitos tenaces que desbordan tanto a su creador como a su heroína» (Robert Benayoun). Si existiera una película baudeleriana, sería ésta.

películas clave de la historja del cine







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