viernes, 21 de octubre de 2011

Todos los nombres - Fragmento

(…) Si no nos conocemos de ninguna parte, por qué responde a todas las preguntas que le hago, lo más natural sería que me dijese que no tengo por qué meterme en su vida, Es ésta mi manera de ser, siempre respondo cuando me preguntan, Es subalterno, subordinado, dependiente, camarero, mozo de recados, Soy escribiente de la Conservaduría General del Registro Civil, Entonces vino aposta para saber la verdad sobre el terreno de los suicidas, pero antes de que se la cuente, tendrá que jurarme solemnemente que nunca desvelará el secreto a nadie, Lo juro por lo más sagrado que tengo en la vida, Y qué es para usted, ya puestos, lo más sagrado de su vida, No sé, Todo, O nada, Tiene que reconocer que va a ser un juramento un tanto vago, No veo otro que valga más, Hombre, jure por su honra, antes era el juramento más seguro, Pues sí, juraré por mi honra, pero mire que le jefe de la Conservaduría se hartaría de reír si oyese a uno de sus escribientes jurando por la honra, Entre pastor de ovejas y escribiente es un juramento suficientemente serio, un juramento que no da ganas de reír, por lo tanto nos quedaremos con él, Cuál es la verdad del terreno de los suicidas, preguntó don José, Que en este lugar no todo es lo que parece, Es un cementerio, es el Cementerio General, Es un laberinto, Los laberintos pueden verse desde fuera, No todos, éste pertenece a los invisibles, No comprendo, Por ejemplo, la persona que está aquí, dijo el pastor tocando con la punta del cayado el montículo de tierra, no es quien usted cree. De repente, el suelo osciló bajo los pies de don José, la última pieza del tablero, su última certeza, la mujer desconocida finalmente encontrada, acababa de desaparecer, Quiere decir que ese número está equivocado, preguntó temblando, Un número es un número, un número nunca engaña, respondió el pastor, si levantasen de aquí éste y lo colocaron en otro sitio, aunque fuese en el fin del mundo, seguiría siendo el número que es, No le entiendo, Ya va a entenderme, Por favor, mi cabeza está confusa, Ninguno de los cuerpos que están aquí enterrados corresponde a los nombres que se leen en las placas de mármol, No me lo creo, Se lo digo yo, Y los números, están todos cambiados, Por qué, Porque alguien los muda antes de que traigan y coloquen las piedras con los nombres, Quién hace eso, Yo, Pero eso es un crimen, protestó indignado don José, No hay ninguna ley que lo diga, Voy a denunciarlo ahora mismo a la administración del Cementerio, Acuérdese de que ha jurado, Retiro el juramento, en esta situación no vale, Puede siempre poner la palabra buena sobre la mala palabra, pero ni una ni otra podrán ser retiradas, palabra es palabra, juramento es juramento, La muerte es sagrada, Lo que es sagrado es la vida, señor escribiente, por lo menos así se dice, Pero tiene que haber, en nombre de la decencia, un mínimo de respeto por los muertos, vienen aquí las personas a recordar a sus pariente y amigos, a meditar o a rezar, a poner flores o a llorar delante de un nombre querido, y ya ve, por culpa de la malicia de un pastor de ovejas, el nombre auténtico del enterrado es otro, los restos mortales venerados no son de quien se supone, la muerte así, es una farsa, No creo que haya mayor respeto que llorar por alguien que no se ha conocido, Pero la muerte, Qué, La muerte debe ser respetada, me gustaría que me dijera en qué consiste, en su opinión, el respeto por la muerte, Sobre todo, en no profanarla, La muerte, como tal, no se puede profanar, Sabe muy bien que estoy hablando de los muertos, no de la muerte en sí misma, Dígame dónde encuentra aquí el menor indicio de profanación, Haberles trocado los nombres no es chica profanación, Comprendo que un escribiente de la Conservaduría del Registro Civil tenga esas ideas acerca de los nombres. El pastor se interrumpió, hizo una señal al perro para que fuera a buscar a una oveja descarriada, después continuó, Todavía no le he dicho por qué razón comencé a cambiar las chapas en que están escritos los números de las sepulturas, Dudo que me interese saberlo, Dudo que no le interese, Dígame, Si fuese cierto, como es mi convicción, que las personas se suicidan porque no quieren ser encontradas, éstas de aquí, gracias a lo que usted llamó la malicia del pastor de ovejas, quedarán definitivamente libres de intromisiones, la verdad es que ni yo mismo, aunque lo quisiese, sería capaz de acordarme de los sitios cabales, sólo sé lo que pienso cuando paso ante una de esas lápidas con el nombre completo y las respectivas fechas de nacimiento y muerte, Qué piensa, Que es posible no ver la mentira incluso cuando la tenemos delante de los ojos. (…)


José Saramago 



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Datos personales