miércoles, 26 de enero de 2011

Don Quijote de la Mancha

Las artes plásticas - La triste figura
Por Nieves Fontova

Artistas de todas las épocas y tendencias han recreado, imaginado y reinterpretado a los personajes.


           
“Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años; era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro...”.
Desde las primeras líneas del libro, Cervantes deja claro cómo es su Quijote. Un hidalgo al que el autor, conocedor de las enfermedades mentales como también demuestra en el ‘Licenciado Vidriera’, dota de una fisonomía adecuada a su estado. 
Parece un personaje tan definido, tan concreto, que no queda lugar para la imaginación y, sin embargo, la figura del hidalgo es una de las más recreadas de los últimos cuatro siglos. 
El ‘Quijote’, un auténtico ‘best seller’ desde el momento de la publicación de la primera parte en 1605, pronto contó con una legión de ilustradores que le pusieron cara y tipo. Es precisamente a través de estas estampas, cuadros, esculturas, como el personaje se incorpora al imaginario colectivo hasta convertirse en un icono, incluso en un arquetipo social. Algo similar sucede con Sancho, a quien Cervantes define como «de barriga grande, el talle corto y las zancas largas». 
Finalmente, ambas figuras representarán dos formas diferentes de entender la vida. Y los artistas de cada época no fueron ajenos a ello. Un Quijote enjuto a lomos de ‘Rocinante’ acompañado de un hombre gordito malmontado en un burro son la imagen de marca. Este esquema se repite desde el principio y lo que cambia es la mirada del artista, según la época. 
Y es precisamente a través de esta cambiante interpretación a la hora de ilustrar, la preferencia por unos determinados capítulos, la técnica y, sobre todo, en la representación, donde se pueden apreciar los cambios estéticos, culturales y sociales del momento.
 












 


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