miércoles, 26 de enero de 2011

Miguel de Cervantes Saavedra - Don Quijote de la Mancha

MIGUEL DE CERVANTES (Alcalá de Henares, 1547, Madrid, 1616)

Considerado el más grande de los escritores españoles y una de las cimas de la literatura universal. Conocido también como el “príncipe de los ingenios”,   el “manco de Lepanto”, el autor del Quijote fue sin duda el creador de la novela moderna. Cervantes arrastró una vida de penalidades y penurias, que si bien no influyeron ostensiblemente en su vasta obra, sí están presentes en algunos aspectos de ella.
En 1571 participó en la batalla de Lepanto, donde sufrió heridas en el pecho y perdió el uso de la mano izquierda. Como soldado participó en distintas expediciones militares hasta que, en el viaje de regreso a España, fue apresado por los piratas berberiscos. Sufrió entonces un largo cautiverio en Argel, del que intentó evadirse varias veces con grave riesgo de su vida, hasta que después de cinco años fue rescatado por frailes trinitarios cuando iba a ser trasladado a Constantinopla.
Se supone que sus escritos iniciales, comedias, entremeses, datan de su época de cautiverio en Argel.
A pesar de la extensión y variedad de su obra, Miguel de Cervantes se asocia invariablemente a Don Quijote, uno de los pocos arquetipos de validez universal que ha producido la literatura.

La obra por la que Cervantes ha pasado a la literatura de todos los tiempos, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, apareció en 1605. Su continuación fue publicada diez años más tarde con el título Segunda parte del ingenioso caballero Don Quijote de la Mancha. El conjunto constituye un vasto retablo de la vida real, a la vez que un paradigma del héroe caído o desengañado, tal como se afianzó en la novela europea posterior.
El autor logra crear dos personajes universales, Don Quijote y Sancho, y muestra una técnica literaria original en donde se combinan diversos planos de ficción. La clave de su éxito reside, según palabras de Cernuda, en la combinación de “dos planos simultáneos de  sombra y luz, en las dos caras de sueño y verdad que componen la realidad humana”.
La obra conecta con un género muy extendido en aquellos años: la novela de caballerías, a la que parodia y da definitiva conclusión.
Lo extraordinario del Quijote es que es una parodia que interesa al que desconoce lo parodiado, un libro con una circunstancia muy concreta  que llega a los más alejados en el tiempo y en el espacio, una diatriba para acabar con algo que hace mucho se acabó, y que a pesar de ello cada día abre mayores perspectivas y posibilidades de reflexión y de un auténtico regocijo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Datos personales