jueves, 26 de mayo de 2011

Nosferatu - Friedrich Murnau

Nosferatu, el vampiro
Friedrich Wilhelm Murnau
Nosferatu, eine Symphonie des Grauens
Intérpretes.: Max Schreck (conde Orlock, alias Nosferatu, alias Drácula), Gustav
van Wangenheim (Harker), Greta Schroeder-Matray (Nina).

Nosferatu es el florón, la perla negra del expresionismo alemán. Pero aquí no encon­tramos ningún artificio escénico ni decorativo.

Una epidemia de peste arrasó Bremen en 1838: ¿cuál fue la causa? Todo comienza con un viaje efectuado por un empleado de agencia inmobiliaria, Jonathan Harker, para visitar a un extraño señor de los Cárpatos. A pesar de la repugnancia de los guías, el joven llega a destino: su anfitrión resulta ser un vampiro, que habrá de atraparlo entre sus garras. Nosferatu, pues tal es su nombre, es un muerto viviente que bebe la sangre de gente saludable, necesaria para su supervivencia. Parte a sembrar la muerte y la de­solación en las regiones vecinas. La prometida de Jonathan se sacrificará para conjurar el mal: reteniendo al vampiro en su habitación hasta el amanecer, ella lo hará desaparecer para siempre.

Cuando los fantasmas vienen a nuestro encuentro...

Es de la sustancia misma del mundo exterior (el film se rodó en gran medida en paisajes naturales, en Lübeck, Lauenburg, Bremen y sus alrededores) de donde surge la angustia. En las antípodas del terror de pacotilla que parecía implicar su tema, Murnau (1888-1931) nos ofrece un film casi realista, que hunde sus raíces en las capas más profundas del inconsciente germánico. Su vampiro es una encarnación perfecta del instinto de muerte agazapado en el corazón del hombre civilizado; según Jean Domarchi, la película simboliza el «pacto de las tinieblas» que toda sociedad siente la tentación de sellar, por un romanticismo perverso, con la Muerte y la Nada. Caligari tenía una dimensión sociológica; Nosferatu se eleva al plano metafísico. Estas perspectivas se verificarán en los siguientes filmes de Murnau, gran maestro del arte mudo alemán: El nuevo Fantomas, El último, Fausto.
Técnicamente, la película se destaca por una sucesión de secuencias impresionan­tes: viaje de Harker al país de los fantasmas; franqueo del puente que constituye la terrible frontera; entrada en el puerto de la nave maldita; descenso de los sepultureros por la callejuela desierta; desaparición del vampiro al cantar el gallo... Un documen­tal científico sobre las plantas carnívoras y un curioso intermedio cómico se integran perfectamente con esta «sinfonía del terror».
Murnau y su guionista se inspiraron (sin haber comprado los derechos para la adaptación) en la famosa novela de Bram Stoker, Drácula. Este clásico de la literatura fantástica será llevado varias veces más a la pantalla, notablemente por Tod Brow-ning (1931), Terence Fisher (1958), Paul Mornssey (1973), Werner Herzog (1978) y Francis Ford Coppola (1992).

películas clave de la historia del cine







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