...Y el mundo marcha
King Vidor
The Crowd
Intérpretes.: James Murray (John Sims), Eleanor Boardman (Mary), Bert Roach (Bert)
Tras los pasos de Stroheim, King Vidor eligió sumergirse en las penumbras de la vida urbana. Pero, en lugar del sarcasmo, optó por una mirada lúcida y sensible.
El pequeño John nace en una familia pobre de Detroit. Huérfano a los doce años, está dispuesto a abrirse camino en un mundo hostil. Encuentra un modesto puesto de oficinista en Nueva York. Pasan los años... Un domingo, en Coney Island, conoce a Mary. Es un amor a primera vista. Se casan y pasan su luna de miel, como muchos norteamericanos, en las cataratas del Niágara. Tienen dos hijos. Pero la situación se degrada poco a poco: las malas compañías de John, pérdida de su trabajo, muerte accidental de la hija pequeña... Tras una tentativa de suicidio, John se esfuerza por remontar la pendiente. La pareja recupera la confianza y se pierde riendo entre la multitud...
Neorrealismo a la americana
En los años 20, Estados Unidos conoció un espectacular restablecimiento económico que finalizará brutalmente con el crack bursátil de Wall Street en 1929. Todavía existe el optimismo, aun cuando es patente la dureza de los tiempos. Hubo algunas películas que se hicieron eco de esta prosperidad amenazada: Mendigos de vida (William A. Wellman), A la sombra de Brooklyn (Alian Dwan), El golpe al corazón (Clarence Badger), Soledad (Paul Fejos), y sobre todo...Yel mundo marcha. Su autor, King Vidor (1900-1959) acababa de firmar un vigoroso alegato antibélico, El gran desfile, que fue uno de los grandes éxitos de la MGM. De este estudio consiguió la posibilidad de filmar según métodos poco habituales: rodaje en decorados naturales, cámara disimulada a las miradas de los curiosos, actores no profesionales; tema sacado de la vida cotidiana, con un mínimo de dramatización. Se trata de los mismos métodos que aplicará, veinticinco años más tarde, el neorrealismo italiano. Lo único que exigió MGM fue un final feliz, que claramente no encaja. El actor protagonista es un desconocido: la llegada del cine sonoro volvió a sumergirlo en el anonimato, y se suicidio pocos años después. La ficción anticipaba amargamente a la realidad.
...Y el mundo marcha, que además se benefició de una técnica muy fluida, heredada del cine alemán (El último, Varíete), fue elogiada por la prensa y obtuvo un éxito comercial inesperado, teniendo en cuenta su inconformismo.
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