martes, 11 de septiembre de 2012

Pablo Neruda - Plenos poderes - Poesías


EL DESNUDO

Esta raya es el Sur que corre,
este círculo es Oeste,
las madejas las hizo el viento
con sus capítulos más claros
y es recto el mediodía como
un mástil que sostiene el cielo
mientras vuelan las líneas puras
de silencio en silencio hasta ser
las aves delgadas del aire,
las direcciones de la dicha.


EN LA TORRE

En esta grave torre
no hay combate:
la niebla, el aire, el día
la rodearon, se fueron
y me quedé con cielo y con papel,
solitarias dulzuras y deberes.
Pura torre de tierra
con odio y mar lejanos
removida
por la ola del cielo;
en la línea, en la palabra, cuántas
sílabas he dicho?

Bella es la incertidumbre del rocío,
en la mañana cae
separando
la noche de la aurora
y su glacial regalo
permanece
indeciso, esperando el duro sol
que lo herirá de muerte.
No se sabe
si cerramos los ojos o la noche
abre en nosotros ojos estrellados,
si cava en la pared de nuestro sueño
hasta que abre una puerta.
Pero el sueño
es el veloz vestido de un minuto:
se gastó en un latido
de la sombra
y cayó a nuestros pies, deshabitado,
cuando se mueve el día y nos navega.

Ésta es la torre desde donde veo
entre la luz y el agua sigilosa
al tiempo con su espada
y me apresuro entonces a vivir,
respiro todo el aire,
me enajena el desierto
que se construye sobre la ciudad
y hablo conmigo sin saber con quién
deshojando el silencio
de la altura.

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