jueves, 10 de febrero de 2011

Bahía de Todos los Santos - Guía de calles y misterios - Jorge Amado

BAHIANO ES UN ESTADO DE ESPÍRITU

Bahiano es quien nace en Bahía, quien tuvo ese alto privilegio, pero también significa un estado de espíritu, cierta concepción de vida, casi una filosofía, una determinada forma de humanismo. Es por eso que hombres y mujeres nacidos en otras playas, a veces en distantes playas, se reconocen bahianos apenas llegan a la orilla de este mar de saveiros, a la sequedad de este sertón de vaquerías y de milagros, a los rastros de este pueblo de tanta resistencia y de tanta gentileza. Y como bahianos son reconocidos, pues en seguida se puede reconocer lo verdadero de lo falso. Aquí, entre nosotros: hay gente que hace veinte años trata de conseguir su pasaporte de bahiano y jamás lo consigue porque no es fácil aprehender sus condiciones y como dice el joven Caymmi, nuestro poeta, "quien no lleva balagandás no va al Bonfim".
Fierre Verger, maestro francés en artes y en ciencias, caminó medio mundo, cruzó los caminos del Oriente y del Occidente, mares y desier­tos, montañas y rascacielos; era un ser errante, un inquieto. Ya dudaba de la alegría cuando, de súbito, encontró las laderas de la ciudad de Salva­dor da Bahia de Todos os Santos. Vio realizado su viejo sueño en la civi­lización mestiza que aquí plantamos y construimos con nuestra democra­cia racial. Había llegado a la patria de su corazón.
Fue reconocido y confirmado y, con una fiesta de cantos y danzas, en un terreiro recibió el nombre de Ojú Obá. Las icios bailaron en su honor, se sentó Fierre entre los notables de Xangó, entre los notables de Bahía. Sabio de París, hechicero del África, bahiano de los mejores.
Son muchos los bahianos nacidos en otras tierras que nos han traído la contribución de su trabajo creador. El pintor Henrique Oswald, tan tempranamente fallecido, cuando alcanzaba su completa madurez de artista. El poeta Odorico Tavares, temerario defensor de cada piedra de nuestra ciudad. El grabador Karl Hansen, de Alemania, que unió su nombre al de la tierra prometida: hoy se llama Hansen-Bahia. El maestro Rescala, a quien tanto debemos, pues preservó y restauró tesoros de arte amenazados por el tiempo y la desidia de los gobernantes.
Bahianos nacidos en la Amazonia, los poetas Carlos Eduardo da Rocha y su hermano Wilson, el psiquiatra Rubim de Pinho; en el Maránháo, el dibujante y pintor Floriano Teixeira; en Sergipe, Jenner Augusto y José de Dome, maestros pintores, el historiador José Calazans y los periodistas Joáo Batista de Lima e Silva y Junot Silveira. Llegados de Portugal, como el padre Vieira que desembarcó aquí ignorante y tapado, dura cabeza de piedra, apenas aspiró el aire bahiano le dio un estallido en la cabeza, la piedra se volvió talento, floreció en el cura más inteligente del mundo y Antonio Simôoes Celestino, flor de los Celestinos de la Póvoa do Lanhoso. El más bahiano de todos los bahianos es el pintor Carybé, nacido en el mar, de los ilícitos amores de Yemanjá con cierto señor H. J. P. de Bernabó, de dudosa nacionalidad,
Bahiano es un estado de espiritu.



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