Recordando a Hamlet Lima Quintana
El jueves 21 de febrero de 2002 muere Hamlet Lima Quintana, estupendo poeta y realizador destacado de ese arte tan difícil -aunque a algunos les parezca más sencillo que escribir poemas, y no es así- que es ser letrista de canciones. Pero más que poeta y letrista de numerosas obras trascendentes -"Zamba para no morir", entre muchas otras- Hamlet fue, por sobre todo, un juglar. El último juglar que nos quedaba tras la muerte de Armando Tejada Gómez. Se llamaba en realidad Hamlet Romeo Lima. Tal vez para eludir paternos excesos "shakespereanos", en algún momento decidió eliminar a Romeo e incorporarse el apellido materno, Quintana.
Militante del viejo Partido Comunista -al que permaneció fiel toda su vida - Hamlet, desde ese lugar, tuvo una intensa vida política. Esa militancia nos juntó y nos separó muchas veces, aunque nunca afectó nuestra amistad de tantos años. En 1996 realizamos una gira por 14 estados mexicanos -en compañía del cantante pampeano radicado en México DF y ex-integrante del conjunto que acompañaba al gran artista oriental Alfredo Zitarrosa, Délfor Sombra- con un espectáculo que denominamos "Contando y cantando". Presentamos ese espectáculo de música y poemas en grandes ciudades y en pueblos pequeños de México. Fue un mes a todo viaje, repleto de anécdotas que alguna vez quizás escriba en alguna parte. Porque algo que me importa rescatar ahora, en este momento en donde hablo del amigo que -como dicen tan bien los mexicanos- "se nos adelantó", tiene que ver con la militancia en el inicio de la era de plomo de la dictadura militar. Y que acabó siendo la principal razón por la cual en junio de 1976 debí emprender un inesperado y nunca deseado camino al exilio.
Muchos años después, frente a Plaza de Mayo, veo la inconfundible, quijotesca, figura de Hamlet. Nos abrazamos y reanudamos nuestra vieja amistad, contentos ambos de haber sobrevivido a los "años de plomo" y de haber salvado alguna vida: la de Antonio di Benedetto, tal vez la de Federico Moreyra, tal vez alguna otra. Lloramos la muerte de tantos hermanos. Y seguimos con la poesía. Así quiero recordar a Hamlet Lima Quintana: furioso con los "lamebotas", indignado con los tibios, hacedor de tormentas entre los enemigos de la cultura. Salve, Hamlet. Y ojalá exista una buena ginebra en donde estés, sea donde fuere que vamos los poetas.
Carlos Patiño
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