domingo, 1 de enero de 2012

Días y noches de amor y de guerra

EL SISTEMA


El torturador es un funcionario. El dictador es un fun­cionario. Burócratas armados, que pierden su empleo si no cumplen con eficiencia su tarea. Eso, y nada más que eso. No son monstruos extraordinarios. No vamos a regalarles esa grandeza.

EL SISTEMA


Me viene a la cabeza algo que me contó, hace cinco o seis años, Miguel Littín. Él venía de filmar La tierra prometida en el valle de Ranquil, comarca pobre de Chile.
Los campesinos del lugar hacían de extras en las es­cenas de masas. Unos se representaban a sí mismos. Otros hacían el papel de soldados. Los soldados invadían el valle y a sangre y fuego arrancaban las tie­rras a los campesinos. La película era la crónica de la matanza.
Al tercer día, empezaron los problemas. Los cam­pesinos que vestían uniforme, andaban de a caballo y disparaban balas de fogueo se habían hecho arbi­trarios, mandones y violentos. Ellos acosaban a los otros campesinos después de cada jornada de filmación.

EL SISTEMA


Plan de exterminio: arrasar la hierba, arrancar de raíz hasta la última plantita todavía viva, regar la tierra con sal.
Después, matar la memoria de la hierba. Para coloni­zar las conciencias, suprimirlas; para suprimirlas, vaciarlas de pasado. Aniquilar todo testimonio de que en la co­marca hubo algo más que silencio, cárceles y tumbas.
Está prohibido recordar.
Se forman cuadrillas de presos. Por las noches, se les obliga a tapar con pintura blanca las frases de protesta que en otros tiempos cubrían los muros de la ciudad.
La lluvia, de tanto golpear los muros, va disolviendo la pintura blanca. Y reaparecen, poquito a poco, las porfia­das palabras.

Eduardo Galeano


  Antonio Berni - Chacareros

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