He cometido el peor de los pecados que un hombre puede cometer. No he sido feliz. Que los glaciares del olvido me arrastren y me pierdan, despiadados.
Mis padres me engendraron para el juego arriesgado y
hermoso de la vida, para la tierra, el agua, el aire, el fuego. Los defraudé.
No fui feliz.
Cumplida no fue su joven voluntad. Mi mente se
aplicó a las simétricas porfías del arte, que entreteje naderías.
Me legaron valor. No fui valiente. No me abandona.
Siempre está a mi lado. La sombra de haber sido un desdichado.
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