jueves, 19 de julio de 2012

Estudio Preliminar - El modernismo


¿Qué fue el modernismo? Federico de Onís lo interpretó como:

“...la forma hispánica de la crisis universal de las letras y del espíritu que inicia hacia 1885 la disolución del siglo XIX y que se había manifes­tado en el arte, la ciencia, la religión, la política y gradualmente en los demás aspectos de la vida entera, con todos los caracteres, por tanto, de un hondo cambio histórico, cuyo proceso continúa hoy.”

Federico de Onís - Antología de la poesía española e hispanoamericana
Madrid, 1934, p. XV.

Arturo Torres-Rioseco lo considera:

“...un movimiento representativo de la vida cultural de Hispanoamérica.”

Arturo Torres-Rioseco - La gran literatura iberoamericana
Buenos Aires, 1945, p. 106.

Juan Ramón Jiménez señala que:

“...lo que se llama modernismo no es cosa de escuela ni de forma, sino de actitud. Era el encuentro de nuevo con la belleza sepultada durante el siglo XIX por un tono general de poesía burguesa. Eso es el modernismo: un gran movimiento de entusiasmo y libertad hacia la belleza.”

Juan Ramón Jiménez - El modernismo; notas de un curso
México, 1953, p. 17

No pocos críticos coinciden en una definición que podría­mos reformular, de modo general, en estos términos:

“Es un movi­miento de renovación literaria en la América española, que surge hacia 1880, que señala la madurez y la independencia espiritual del subcontinente y que por primera vez influye en la literatura europea. Fue, ante todo, una reacción contra los excesos del romanticismo, que ya había cumplido su misión y estaba agotado, y contra las limitaciones y el criterio estrecho del retoricismo y el academicismo seudoclásico”.
¿Cómo se origina el modernismo? ¿Cuáles son sus fuentes? Las principales fuentes son francesas: el parnaso y el simbolismo. El parnaso o parnasismo (1860-1876) agrupaba a los poetas que cola­boraban en la revista parisiense Le Parnasse Contemporaine (1866-1876), entre los cuales se contaban Teophile Gautier, Leconte de Lisle, Catulle Mendès, François Coppée, Baudelaire. La plasticidad y la impersonalidad eran las características de estos poetas, persegui­dores de formas y figuras. Dos parnasianos de la primera hora, Paul Verlaine y Stephan Mallarmé, se perfilan en la década del 80 como los maestros de una nueva corriente estética: el simbolismo. Los simbolistas perseguían sobre todo la musicalidad y la sugerencia. Querían torcerle el cuello a la elocuencia, descomponer el color, escoger el matiz, procurar la imprecisión evanescente. Otros poetas de esta corriente son Moréas, Regnier, Verhaeren. A estas dos fuen­tes francesas hay que agregar otras del mismo origen: el realismo, el naturalismo, el impresionismo y también el romanticismo. Y entre las fuentes no francesas, los prerrafaelistas ingleses (Dante Gabriel Rossetti y Charles Swinburne, especialmente), Edgar Allan Poe, Gabriel D'Annunzio, Heine, Walt Whitman. Sin olvidar tampoco a poetas es­pañoles como Berceo, el Arcipreste de Hita, Góngora, Quevedo. Los modernistas asimilaron sabiamente todos estos alimentos y produje­ron algo nuevo, distinto, original.
Ahora bien, ¿cuáles son los rasgos peculiares de la literatura mo­dernista? Los más visibles son los siguientes: 
a) Anhelo de perfección formal; 
b) Renovación de la expresión poética, con el consiguiente repudio de las limitaciones impuestas por la retórica tradicional. Nue­vos moldes, nuevos metros, nuevos ritmos, nuevas combinaciones de palabras y de rimas fueron, en poesía, el fruto de ese empeño reno­vador. La prosa ganó en agilidad, precisión y riqueza rítmica; 
c) Búsqueda de la originalidad y rechazo del clisé y de los lugares comunes expresivos; 
d) Captación de correspondencias y sinestesias; 
e) Vocabulario suntuoso y colorido, que produce efecto deslum­brante por sugerir joyas, esmaltes, camafeos, pedrería, y todo lo que hiere la vista con la sensación de la luz; 
f) Uso de símbolos de elegancia plástica, como el cisne, el pavo real, el ruiseñor, la flor de lis; 
g) Esteticismo; 
h) Evocación de diversas épocas del pasado histórico; 
i) Exotismo; 
j) Una sensibilidad mórbida, mezcla de duda, desencanto, hastío, pesimismo; 
k) Tendencia casi religiosa hacia lo misterioso y lo oculto.

¿Cuáles son las fronteras temporales del modernismo? Algunos críticos consideran que comienza hacia 1880 y concluye hacia 1920. Otros acortan esta última fecha hasta 1916, año en que muere su figura mayor, Rubén Darío. Otros la extienden a 1930 ó 1934. No faltan tampoco quienes piensan que no se trata de un movimiento concluso: su límite final quedaría abierto, pues sus efectos se advier­ten en escritores contemporáneos. La mayoría de los críticos coinci­den, sin embargo, en distinguir tres etapas en su evolución. La pri­mera, de iniciación, entre 1880 y 1896, con figuras como Manuel Gutiérrez Nájera, José Asunción Silva, y Julián del Casal. La segunda, de apogeo, entre. 1896 y 1905. El autor principal es ahora Rubén Darío. La obra que mejor representa este período es Prosas profanas. La tercera, de reacción contra el esteticismo puro y el refinamiento verbal, de 1905 en adelante; es decir, a partir de Cantos de vida y esperanza, obra en que el gran poeta abandona su brillo exterior, se repliega sobre sí mismo y no desdeña tampoco afrontar la realidad social y política americana.

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