La
muerte en Samarra
(Adaptación)
El criado llega aterrorizado a casa de su amo.
-Señor -dice- he visto a la Muerte en el mercado y
me ha hecho una señal de amenaza.
El amo le da un caballo y dinero, y le dice:
-Huye a Samarra.
El criado huye. Esa tarde, temprano, el señor se
encuentra a la Muerte en el mercado.
-Esta mañana le hiciste a mi criado una señal de
amenaza -dice.
-No era de amenaza -responde la Muerte- sino de
sorpresa. Porque lo veía ahí, tan lejos de Samarra, y esta misma tarde tengo
que recogerlo allá.
Gabriel García Márquez, Cómo
se cuenta un cuento, Taller
de guión. Bogotá, Voluntad, 1995.
El gesto
de la muerte
Minicuento.
Texto completo
Jean
Cocteau
Un joven jardinero persa dice a su príncipe:
-¡Sálvame! Encontré a la Muerte esta mañana. Me
hizo un gesto de amenaza. Esta noche, por milagro, quisiera estar en Ispahán.
El bondadoso príncipe le presta sus caballos. Por
la tarde, el príncipe encuentra a la Muerte y le pregunta:
-Esta mañana ¿por qué hiciste a nuestro jardinero
un gesto de amenaza?
-No fue un gesto de amenaza -le responde- sino un
gesto de sorpresa. Pues lo veía lejos de Ispahán esta mañana y debo tomarlo
esta noche en Ispahán.
Salomón y
Azrael
Minicuento.
Texto completo
Yalal
Al-Din Rumi
Un hombre vino muy temprano a presentarse en el palacio del profeta
Salomón, con el rostro pálido y los labios descoloridos.
Salomón le preguntó:
-¿Por qué estás en ese estado?
Y el hombre le respondió:
-Azrael, el ángel de la muerte, me ha dirigido una
mirada impresionante, llena de cólera. ¡Manda al viento, por favor te lo
suplico, que me lleve a la India para poner a salvo mi cuerpo y mi alma!
Salomón mandó, pues, al viento que hiciera lo que
pedía el hombre. Y, al día siguiente, el profeta preguntó a Azrael:
-¿Por qué has echado una mirada tan inquietante a
ese hombre, que es un fiel? Le has causado tanto miedo que ha abandonado su
patria.
Azrael respondió:
-Ha interpretado mal mi mirada. No lo miré con
cólera, sino con asombro. Dios, en efecto, me había ordenado que fuese a tomar
su vida en la India, y me dije: ¿Cómo podría, a menos que tuviese alas,
trasladarse a la India?
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